domingo, 6 de septiembre de 2015

Inmigrantes e inmigrancias 

 Pensaba en el nene, 
muerto ahogado,
 junto a su hermano y su mamá, 
en qué hubiera pasado
 si –afortunadamente- 
hubieran llegado a la meta 
y hubieran viajado un poco más
y,  tal vez, haber llegado hasta acá. 
Por ahí el nene, vivo y sano, habría 
 limpiado vidrios en una esquina, 
junto a su hermano.
 Los padres, quizás, 
se habrían dedicado a ser 
vendedores ambulantes 
hasta conseguir un trabajo fijo 
que les brindara un mejor pasar. 
Pero mientras tanto, en la calle, 
se mezclarían con la gente bien, 
(o con intención de serlo) 
de la que camina con sus niños 
y sus caniches 
 todos limpios y con obra social 
prepaga 
y comparten en las redes sociales 
con sus smatphones 
imágenes de nenes desnutridos 
de Africa, 
bajo el lema “like o muerte”, 
quienes comentarían, preocupados, 
al cruzarse a esta familia: 
“estos negros que nos sacan el trabajo, 
nos usan los hospitales 
nos afean las calles con su mugre, 
nos rayan el auto cuando lo limpian, 
 no sé por qué no se vuelven 
a su país.”

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